Mientras Frodo, Sam y Gollum viajaban por los bosques de Ithilien, Aragorn y sus compañeros combatían en la batalla del Abismo de Helm y cabalgaban a las ruinas de Isengard para lidiar con el traidor Saruman. Durante su parlamento, el sirviente del mago, Grima, trató de alcanzarlos con un palantir que lanzó desde un balcón elevado, pero falló. Aragorn dejó a Saruman y a su sirviente a cargo de lo de los ents que vigilaban la torre de Orthanc, pero se llevó el orbe de vuelta al Abismo de Helm, y en la alta torre de Cuernavilla escudriño la piedra vidente y descubrió mucha información sobre los movimientos del Enemigo.

En el palantir, vio que una flota de corsarios acercaba la costa de Gondor a la vez que el ejército de Minas Morgul salía a guerrear contra Minas Tirith. Al ver que la Ciudad Blanca caería si no llegaba ninguna ayuda a la costa antes de que fuera tarde, el heredero de Isildur determinó tomar la ruta más directa que atravesaba las montañas para llegar a Pelargir; los Senderos de los Muertos.

Este nombre despertaba el terror en quienes habitaban cerca de su entrada, pues se decía que los Senderos de los Muertos estaban encantados por fantasmas de hombres de la Segunda Edad de la Tierra Media; perjuros que se habían negado a unirse a Isildur cuando éste los convoco a la guerra contra Mordor. Isildur los condeno a vagarr en las sombrías colinas hasta que cumplieran su juramento.

Era difícil saber si ayudarían al heredero de Isildur o si le impedirían avanzar, pero Aragorn estaba decidido a alcanzar la costa de la forma más rápida…