Cabalgaron hacia el oeste de inmediato, cruzando el Vado del Entaguas, con el rostro sombrío y sus corceles jadeando. Después de su traición en Aldburg, el cobarde Gálmód había huido al campo, viajando de noche para escapar de Rohan y de la ira del Mariscal, Lord Éomund. Ahora lo habían visto vadear el Río Nevado solo con unos días de ventaja, mientras cruzaba las colinas del Folde Oeste hacia el Paso de Rohan y el yermo más allá.

Aquí y allá, el paisaje se volvió montañoso y empinado, antes de abrirse a vastos campos de hierba y amplios y largos valles. Un aire fresco se elevó desde las Montañas Blancas en el lejano sur.