Más de tres mil años después la ciudad era la más grande y poderosa de toda la Tierra Media. Aunque estaba limitada al escaso kilómetro cuadrado del área de la colina, la ciudad creció hacia arriba, edificada sobre sus faldas en siete niveles, cada uno de los cuales estaba encerrado por una muralla. La gran muralla inferior estaba levantada sobre bastiones de tierra, en los cuales se asentaban con firmeza, y se construyó con la misma indestructible piedra negra que formaba la torre de Orthanc.
Mirando hacia el este, protegidas por dos grandes torreones, se encontraban las Grandes Puertas, detrás de las cuales arrancaba el gran espolón de piedra que se elevaba hasta la altura de la ciudadela. Todos los niveles –excepto el primero, el quinto y el séptimo- tenían una disposición similar, aunque una característica singular que los diferenciaba era que las puertas de sus respectivas murallas estaban situadas en el extremo opuesto al anterior. Aparte de este detalle, su trazado era parecido: Entre muralla y muralla una calle principal recorría el perímetro de todos los niveles y atravesaba el espolón, con dos hileras de casas a sus lados. Entre estas casas se dibujaban numerosas calles y callejones de menor rango. La única diferencia del primer nivel con el resto era que su calle principal – la Rath Celerdain o Calle de los Lampareros- no atravesaba el espolón sino que pasaba frente a éste a la altura de las Grandes Puertas.
El quinto nivel era también similar al resto, excepto que la calle principal no alcanzaba las paredes del Mindolluin sino que formaba un círculo alrededor de la colina. La razón era que en este nivel la estribación que unía la colina con la montaña alcanzaba su cota, y sobre ella se construyeron los Recintos Sagrados, la zona funeraria de la ciudad, atravesada por la Rath Dínen o Calle del Silencio, y donde se encontraban las Casas de los Reyes y los Senescales, magníficos mausoleos de ambas familias. El séptimo nivel era el de la ciudadela, donde se encontraban los edificios más nobles como la Casa del Rey, donde se habilitó la preciosa Plaza del Manantial, hogar del Árbol Blanco y donde, por supuesto, se alzaba majestuosa la gran torre blanca de Ecthelion.
La Ciudadela- El sitio más alto de la Ciudad de Minas Tirith, ubicada en el Séptimo Círculo de la Ciudad. Allí se alzaba la Casa del Rey, la Torre Blanca, la Plaza del Manantial, la Casa de los Huéspedes y Merethrond, además de otras edificaciones que servían para uso de la Compañía de la Guardia. Se llegaba después de trasponer la Séptima Puerta; que estaba "(...) rodeada de muros lisos, columnas recias, y la cabeza majestuosa y coronada de un rey esculpida en la arcada..."
4.Asalto a Osgiliath: Osgiliath fue la primera capital de Gondor, construida en el curso bajo del Anduin, en el límite de Anorien e Ithilien. Fueron los Númenóreanos los que, a lo largo de sus numerosos viajes a la Tierra Media, establecieron algunos muelles y pequeños fortines en la zona, aunque es solo tras la fundación de Gondor cuando los Dúnedain acometen la construcción de su capital aprovechando las construcciones ya existentes. La villa estaba asentada sobre las dos orillas, con una impresionante estructura sobre el río a la que se podría llamar puente, pero que en realidad era una verdadera ciudadela sobre la que descansaban algunos de los edificios más importantes de la ciudad.
Se sabe que su extremo occidental estaba rematado por una puerta monumental flanqueada por dos grandes torres y se asume que sobre el puente se encontraba la Torre de la Piedra, que albergaba la Bóveda de Osgiliath, la estructura más simbólica de la ciudad donde se guardaba la más poderosa de las Palantiri del sur. Poco se puede añadir sobre la ciudad, orgullo de Gondor pero que a finales de la T.E. no era más que un montón de ruinas.
Sobre lo que en un futuro sería Osgiliath, los intrépidos marineros Númenóreanos edificaron en sucesivos viajes diferentes muelles, fortines, almacenes, etc. Tras el anegamiento de Númenor los descendientes de Amandil llegaron a la Tierra Media, y mientras que su hijo Elendil fundó Arnor en el norte, sus nietos Isildur y Anarion establecieron el reino de Gondor en el sur. En principio sobre ambos reinos gobernaba Elendil pero ya desde entonces Gondor contó con una personalidad muy definida y distinta de Arnor.
Tras poner los cimientos de Osgiliath, ambos hermanos iniciarían la construcción de otras dos plazas: Anarion edificó Minas Anor al oeste, en las faldas de las Ered Nimrais, e Isildur Minas Ithil en el este, en un valle de las Ephel Dúath.
Sin embargo la gracia de la capital apenas duró 109 años: desde el 3429 –y salvo unos siglos posteriores de paz- Osgiliath estuvo en primera línea de sucesivas desgracias que terminaron con su brillo e importancia, y que a la larga desencadenaron su total ruina. En ese año Sauron, que había vuelto a Mordor tras la destrucción de Atalantë y que jamás pensó que fuera posible que los escasos supervivientes fuesen capaces de fundar estados tan poderosos en tan poco tiempo, decidió atacar con renovadas fuerzas a los Dúnedain herederos de Númenor.
El ataque se produjo desde el valle de Morgulduin, a cuya entrada se encontraba Minas Ithil, siendo la embestida tan fuerte e inesperada que la ciudad cayó rápidamente. El ejército de Mordor avanzó con rapidez por Ithilien cortando la retirada de Isildur, que solo pudo huir hacia los dominios de su padre en Arnor. En poco tiempo la provincia cayó en sus manos y si Osgiliath no resistía, Arnor, Pelargir y todos los feudos del sur se abrirían francos para Sauron. La defensa de la ciudad la dirigió Anarion, que pronto probó que el poder de Gondor era mucho mayor del que Sauron había imaginado. El asalto a la ciudad fue rechazado y en pocos meses Ithilien era recuperado. Sin embargo, Minas Ithil permaneció en poder de Mordor, constituyendo una continua amenaza para los habitantes del feudo oriental de Gondor.
Tras la derrota de Sauron a manos de la Ultima Alianza de Elfos y Hombres y el reintegro de la Torre de la Luna a Gondor, dio comienzo la Tercera Edad, y con ella una época de casi cinco siglos de paz, prosperidad y crecimiento en Gondor, de los que emergió como primera potencia de la Tierra Media. Para Osgiliath, sin embargo, empezaron pronto los signos de la lenta y progresiva pérdida de importancia que en los sucesivos siglos iba a experimentar. Desde el comienzo de la Tercera Edad los reyes acostumbraban a pasar los veranos en Minas Anor, pero poco a poco las estadías de los reyes en la Torre del Sol fueron dilatándose hasta llegar a pasar más tiempo allí que en la capital. También, los Reyes de los Barcos dedicaron más esfuerzos al engrandecimiento de sus flotas y el desarrollo de los puertos del sur, siendo Pelargir un nuevo foco de creciente importancia en Gondor.
Con la conquista de Harad y los dominios del Reino del Sur más allá de Rhovanion y de las Montañas Blancas, el poder de los Dúnedain de Gondor llegó a su máximo exponente, alcanzando el grado más cercano a la gloria y majestad que en su día gozaron sus antepasados los Dúnedain de Númenor. A partir de entonces la lenta cuesta abajo en la que entró el reino fue afectando más y más a su capital hasta que en el año 1432, con la subida al trono de Eldacar estalló la guerra civil. Para entonces, aunque la Ciudadela de las Estrellas seguía siendo oficialmente la capital del reino, en la práctica los reyes pasaban casi todo el tiempo en Minas Anor, ya convertida en principal ciudad de Gondor.
La primera parte del conflicto terminó con un largo sitio a la capital que fue finalmente tomada por los rebeldes a sangre y fuego en el 1437. La ciudad fue arrasada y entre los edificios que sucumbieron estaba la Torre de la Piedra, que se derrumbó sobre el río perdiéndose para siempre la Palantir de Osgiliath. El usurpador, Castamir, causó una gran matanza, excediéndose sobremanera a las necesidades de una campaña bélica, y con el rey depuesto huido, descargó su ira contra el joven príncipe Ornendil ejecutándole cruelmente. Tras su triunfo, el usurpador, que hasta que se hizo con el trono ostentaba el título de Capitán de los Barcos, trasladó la capital de Osgiliath a Pelargir. Arrasada, quemada, con su distinción arrebatada, sin su Palantir, con la actividad económica floreciendo en Minas Anor y Pelargir, la decadencia de la ciudad avanzó a pasos agigantados.
Diez años después, ayudado por sus parientes de Rhovanion, el rey Eldacar lanzó una ofensiva que recuperó Osgiliath, Minas Anor, Minas Ithil y concluyó con la derrota y muerte de Castamir en Lebennin. Osgiliath recuperó su condición de capital pero estaba herida de muerte. Durante los dos siglos posteriores una gran parte de sus habitantes emigraron hacia los diferentes feudos del reino que gozaban de mayor prosperidad. Los edificios que fueron cerrándose empezaron a deteriorarse seriamente y extensas zonas de la ciudad comenzaban a quedar completamente desiertas.
Entonces llegó la Gran Plaga. En el año 1636 un viento maligno del este trajo a Osgiliath una devastadora epidemia. Desde la capital, la enfermedad se propagó por todo el occidente de la Tierra Media provocando la mayor crisis demográfica de su historia. En la Ciudadela de las Estrellas el resultado fue dramático y quien no pereció salió huyendo. Toda la familia real cayó enferma y falleció. Cuando la plaga cesó un año después, los habitantes que habían huido a Ithilien recusaron volver a instalarse en la ciudad. Osgiliath era ya una ciudad fantasma, con el olor de la muerte inundando sus calles y edificios. No era más aquella altiva y majestuosa ciudad fundada por Isildur y Anarion y no tenía ningún sentido mantener el trono en ella.
En el año 1640 el rey Tarondor trasladó la capital a Minas Anor y Osgiliath murió como ciudad. Desde entonces tuvo un uso exclusivamente militar, como puesto avanzado, cuartel general y destacamento pero jamás nadie volvió a vivir en ella. No obstante y a pesar de su ruina, su defensa y control eran primordiales para contener cualquier invasión –y viceversa, como llave de entrada en Gondor-, y siempre hubo fuertes cantidades de tropas acantonadas en la ciudad, lo que hizo que algunos edificios se mantuvieran en pie y operativos.
La Gran Plaga obligó a desplazar tropas desde puestos avanzados al interior del reino y la peor de sus consecuencias fue el relajamiento en la vigilancia de las fronteras orientales y las de Mordor. En el año 1944 los Aurigas invadieron Ithilien Norte, y aunque derrotados en la Batalla del Campamento fue un anuncio de los duros momentos que el futuro tenía preparado para los Hombres de Gondor. Durante más de trescientos años el Mal volvió a ocupar la Tierra Tenebrosa sin que los Dúnedain pudiesen ni siquiera sospecharlo, así que cuando lanzó su golpe éste fue contundente. En el año 2000 el volcán Orodruin volvió a rugir una vez más anunciando el movimiento dentro de Mordor. Por el valle de Morgulduin las fuerzas de Sauron, tal y como hicieran más de dos mil años antes, avanzaron sitiando Minas Ithil. En el 2002 la ciudad cayó en poder del Rey Brujo, el lugarteniente de Sauron que la rebautizó como Minas Morgul. Desde entonces el papel de Osgiliath como bastión defensivo y de vigilancia la convirtió en protagonista y objeto del deseo de Sauron. En el 2475 una nueva ofensiva de las tropas de Mordor invadió Ithilien y conquistó Osgiliath. Los refuerzos llegados desde Minas Anor (ya bautizada como Minas Tirith) liderados por el Senescal Boromir I, consiguieron recuperar la antigua capital, pero los violentos combates que se produjeron entre sus ruinas terminaron por destruir lo poco que quedaba en pie, incluido el gran puente. A partir de ese momento Osgiliath fue el primer bastión defensivo de Gondor puesto que Ithilien era una tierra por la que los orcos y los uruk-hai campaban relativamente a sus anchas, atacando granjas y poblados y hostigando a los viajeros que cruzaban la provincia.
Finalmente en el 2901 Ithilien quedó prácticamente desierta de pobladores gondorianos, y se puede decir que desde esa fecha era un territorio de Mordor. Los papeles se invirtieron y partidas de Montaraces salidos de Osgiliath y Cair Andros patrullaban en pequeños grupos las tierras de Ithilien, atacando los campamentos y patrullas orcas.
La ciudad está construida sobre un promontorio rocoso al sur del profundo valle de Imlad Morgul, encajado en las estribaciones occidentales de las Ephel Dúath. El río Morgulduin circula en un profundo barranco rodeando Minas Ithil por el norte. La ciudad está rodeada por una muralla, cuya puerta principal se encuentra en el lado norte. Una senda que parte de la puerta y pasa por un puente blanco de piedra que sortea el río se convierte en el Camino de Morgul, que llega hasta la ciudad de Osgiliath, al oeste. Hacia el este, la calzada remonta el valle en paralelo y al norte del Morgulduin, hasta pasar por encima de las montañas, donde se adentra en Mordor a través del Paso de Morgul. Las casas de la villa son blancas, muchas de ellas recubiertas como por mármol. Una alta torre de muchas ventanas domina Minas Ithil. En la cima, una garita giratoria ejerce labores de vigilancia.
Isildur funda la ciudad en el 3320 de la S.E., convirtiéndola en su residencia en Ithilien. Frente a su casa planta un vástago del Árbol Blanco de Númenor, y en la torre se custodia la Piedra de Ithil. Pero en 3429, Sauron ataca y toma la ciudad, aunque Isildur consigue escapar con la palantír y una semilla del árbol. Tras la victoria en la Guerra de la Última Alianza, los hombres vuelven a ocupar Minas Ithil, usándola sobre todo como fortaleza de vigilancia. Durante siglos, la ciudad es extremadamente bella, sus muros brillan de plata y blanco a la luz de la luna. Pero en el 1636 de la Tercera Edad, la Gran Peste asola Ithilien y Minas Ithil, que queda casi despoblada, y la vigilancia de Mordor se debilita.
En 2000, los Nazgûl atacan la ciudad desde Cirith Ungol, y tras un sitio de dos años, la capturan en 2002. La palantír desaparece, aunque muchos piensan que acaba en manos de Sauron, como efectivamente ocurre. El Rey Brujo, que ha abandonado Angmar pocos años antes, se instala en la fortaleza, que pasa a conocerse como Minas Morgul. La bella luminosidad de los muros se convierte en una luz pálida y cadavérica. Miles de orcos pasan a ocupar sus casas. En la cabeza del puente del Morgulduin se tallan horrendas figuras de hombres y bestias. En 2050 el Rey Eänur de Gondor cede ante un desafío del Rey Brujo, y acude a Minas Ithil con una pequeña compañía, pero todos resultan masacrados. De esta forma, Gondor se queda sin sucesión al trono, y empieza el gobierno de los Senescales. Poco después, en 2063 T.E., los Nazgul que estaban apostados en la lejana Dol Guldur se retiran de la torre, por lo que los Nueve residen durante un tiempo en Minas Morgul.
Y hasta aquí la geografía de la decadente Gondor. Espero que os haya gustado y nos vemos en la próxima entrega en Fangorn y el sur de Eriador.
Wow, muy bueno, felicidades. Además es un gran apéndice para quienes nos gusta Tolkien :-)